Manifiesto 6D

6D – EL MUNDO DESPERTÓ ANTE LA EMERGENCIA CLIMÁTICA

[Castellano, English below]

El pasado septiembre salieron a la calle millones de personas demandando el derecho a un presente y futuro digno, sin dejar a nadie atrás. Miles de municipios acogieron manifestaciones impulsadas por una juventud movilizada por el clima que exigían que, frente a la emergencia climática, son necesarias medidas capaces de atacar un sistema que genera una creciente e inaceptable degradación social y ambiental.

Después de la renuncia de Brasil a presidir la COP25, acompañada de políticas anti climáticas que han llevado a la mayor deforestación de la selva amazónica en los últimos años, las decisiones del gobierno chileno de Sebastián Piñera de cancelar la celebración de la COP25 en Chile –ignorando a los movimientos sociales chilenos y del resto de América Latina y su trabajo previo de meses– y del gobierno en funciones de Pedro Sánchez de acoger el evento, sitúan a Madrid como el altavoz de las personas que ya están sufriendo las consecuencias de la crisis climática y aquellas que las sufrirán en las próximas décadas.

Condenamos de forma tajante y sin tapujos la violación de Derechos Humanos en Chile y exigimos su cese. La represión contra el pueblo chileno por parte de su gobierno es un ataque a la democracia y a la lucha por la justicia social y ambiental. Hacemos esta condena extensible al resto de zonas del mundo donde se están produciendo los mismos o parecidos procesos.

El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado el pasado agosto, señala que la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de todos los sectores es el único modo de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C. La comunidad científica alerta del deterioro de un gran número de ecosistemas, tanto terrestres como marinos, así como del punto de no retorno frente al cambio climático. Los recientes informes sobre el estado de la biodiversidad del IPBES (Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos) señalan que alrededor de un millón de especies entre animales y plantas se encuentran al borde de la extinción como consecuencia de las actividades humanas. Asimismo, No responder con suficiente rapidez y contundencia a la emergencia climática, ecológica y social supondrá la muerte, el desplazamiento y el aumento de la pobreza extrema para millones de personas, además de la extinción de muchas especies e, incluso, de ecosistemas completos. La realidad es que las emisiones siguen incrementándose a nivel global mientras que la falta de ambición de los estados condena al planeta a un calentamiento muy superior a 1,5ºC.

El próximo año debería empezar a aplicarse el Acuerdo de París. Sin embargo, muchas de las cuestiones claves siguen bloqueadas o sin resolverse. La COP25, además de cerrar las normas sobre contabilidad y presentación de los compromisos, el conocido como libro de reglas, debería suponer un avance claro en la provisión de fondos suficientes e importantes mejoras en instrumentos como el Fondo Verde para el Clima o el Mecanismo de Varsovia para las pérdidas y daños, unas herramientas fundamentales para paliar las peores consecuencias que ya ha provocado y provocará la continua quema de combustibles fósiles.

Es inadmisible que tantos gobiernos, parlamentos, partidos políticos e instituciones públicas sigan entregados a las presiones de las grandes empresas, los bancos y los mercados financieros, en lugar de velar por el bien común, por las personas y el planeta que nos sostiene. Afrontar la emergencia climática es incompatible con que los combustibles fósiles sigan recibiendo cientos de miles de millones de euros de ayudas públicas todos los años. Exigimos a los gobiernos participantes en la COP25 que reconozcan que la inacción climática actual e insuficiente ambición que reflejan los compromisos más ambiciosos de los países nos conducirán a un calentamiento global desastroso para la vida, que superaría los 3,5ºC.

Es irresponsable que a un año del inicio de la aplicación del Acuerdo de París siga sin existir ningún mecanismo capaz de forzar acciones y medidas que obliguen a que los compromisos nacionales se ajusten una ruta de descenso de las emisiones compatible con las indicaciones científicas. La COP25 debe fijar la voluntad expresa de todos los países de elevar la ambición de sus compromisos antes de la COP26 de 2020. Ese compromiso de mayor ambición debe ser liderado por la Unión Europea y el G20, más ahora que acoge la celebración de la cumbre en su territorio, y el gobierno de España debe alinearse inequívocamente con ese llamamiento a una mayor ambición, que debe plasmar en objetivos y medidas más exigentes que los actuales en todas las políticas económicas, energéticas, de transporte, agrícolas, ganaderas, de conservación de los ecosistemas y de cooperación internacional. Del mismo modo, la transición ecológica requiere de la participación de toda la ciudadanía en la toma de decisiones. El establecimiento de mecanismos reales y efectivos de propuesta ejecución y evaluación de las políticas climáticas debe permitir la plena participación de toda la ciudadanía.

Un modelo de desarrollo capitalista y depredador basado en un crecimiento económico infinito es incompatible con los límites planetarios. Es precisa una transición hacia modelos ecosociales sostenibles, con menor consumo de materiales y energía, que no desborden los límites biofísicos del planeta. Apostar por un nuevo modelo energético desechando las falsas soluciones como la energía nuclear, la geoingeniería o los biocombustibles como el aceite de palma.

Conscientes de la emergencia ecológica en la que vivimos y de la temeraria inacción de los gobiernos mundiales, diversas organizaciones, plataformas y movimientos sociales, sindicales y ambientales de todo el estado español; nos unimos al llamamiento realizado por toda la comunidad internacional, y en especial de la juventud movilizada por el clima en Fridays for Future, de volver a salir a la calle exigiendo el próximo viernes 6 de diciembre medidas reales y ambiciosas a la comunidad internacional reunida en la COP25.

Una manifestación en solidaridad con las personas y los pueblos que sufren con especial virulencia la degradación ambiental y social que han supuesto las políticas neoliberales extendidas por el planeta. En Chile y por todo el mundo hay claros ejemplos de cómo se vulneran sistemáticamente derechos humanos y ambientales. En Chile la política extractivista, las zonas de sacrificio y la política hidráulica devastadora con regiones completas son ejemplos de lo que no es permisible. La denuncia de estos hechos debería tener su altavoz en la COP25 y una transición justa y equitativa.

Apenas queda tiempo para frenar la emergencia climática y necesitamos que se oiga la voz de todos los pueblos y personas, en Santiago de Chile y en Madrid, la voz de la juventud movilizada por el clima, de las poblaciones indígenas que sufren las causas y las consecuencias del cambio climático, de las mujeres que cumplen un rol fundamental en la lucha climática y la voz de toda la vida en el planeta.

The World Woke Up Facing A Climate Emergency

Last September, millions of people took to the streets to fight for their right to a prosperous present and future, leaving no one behind. Young people demonstrated in thousands of countries, demanding appropriate measures to stop the unacceptable social and environmental degradation, thus confronting our climate emergency.

After Brazil refused to host the COP25 (as its anticlimactic policies have led to the biggest deforestation of the Amazon in recent decades), the government led by Sebastián Piñera decided to cancel the celebration of the climate summit in Chile. Thus, they ignored the Chilean and Latin American social movements and their work in the preceding months. Now, Spain’s Pedro Sánchez’s caretaker government is finally hosting the COP25 in Madrid. An opportunity to stand for the people who are already suffering from the climate crisis and those who will soon join them have a chance to make their voices heard.

We unreservedly condemn the violation of human rights in Chile and demand its immediate end. The government’s repression of the Chilean people is an attack on democracy and on the struggle for environmental and social justice. We extend this condemnation to all corners of the world where these or similar processes are taking place.

The last report from the Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), which was published last August, points out that the reduction of greenhouse gases in all sectors is the only way to keep global warming below 1.5°C. The scientific community warns us about the degradation of a great number of ecosystems, both on the land and in the sea. It also warns us about passing the point of no return. Recent reports on the state of biodiversity from the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (IPBES) says that roughly 1,000,000 animal and plant species are on the verge of extinction as a consequence of human activities. Moreover, a failure to answer quickly and forcefully to the climatic, environmental and social emergency will entail the growth of extreme poverty for millions of people, not to mention the extinction of many species, even whole ecosystems. The reality is that emissions keep increasing globally while the states’ lack of ambition sentences our planet to a warming well beyond 1.5°C.

Next year, the Paris Agreement will come into effect. However, many key questions are still unresolved. In addition to setting the norms on accountability and enforcement of commitments (known as the rulebook), COP25 must decisively push for the provision of enough funds and for major improvements to institutions like the Green Fund for the Climate and the Warsaw Mechanism. These would ameliorate the present and future consequences that stem from the burning of fossil fuels.

It is unacceptable that so many governments, political parties and public institutions represent the interests of major companies, banks, and financial markets. Instead, they should defend the greater good, for the people and the planet that sustains us. Confronting the climate emergency is incompatible with fossil fuels receiving hundreds of billions on public subsidies each year. We demand that governments participating in COP25 recognise the current climate inaction and state that the insufficient ambition of their agreements will lead the planet to a disastrous global warming scenario, surpassing the 3.5°C mark.

It is irresponsible that, one year before the beginning of the Paris Agreement application, we still have no mechanism capable of regulating measures for the national commitments to adopt an emissions reduction plan that is compatible with scientific estimates. COP25 must enshrine the will of all countries to elevate the ambition of their agreements ahead of the COP26 in 2020. The European Union and the G-20 must lead this commitment to a greater ambition, especially since the former is now hosting the celebration of the present summit inside its borders.

Additionally, the Spanish government must unequivocally align itself with this calling for greater ambition. This must reflect more demanding measures than the current ones in economic, political, energy, transportation, agricultural, farming, conservation, and international cooperation areas.

Similarly, the ecological transition requires the participation of all citizens in the decision-making process. Real, effective mechanisms for climate policies must include the full participation of the people.

A capitalist development model based on endless economic growth is incompatible with our planet’s limits. A transition towards more sustainable eco-social models is required: one that would make a key issue of reduced consumption of materials and energy in agreement with the biophysical limitations of our planet. Our new energy model must discard false solutions such as nuclear energy, geoengineering, or biofuels like palm oil.

Aware of the ecological emergency in which we live, and of the fearful inaction of our governments, we, the many platforms, social movements, trade unions, and environmentalist groups in the Spanish state, are joining forces with the call made by the international community (and especially the youth mobilised in the Fridays for Future movement). We return to the streets next Friday, December 6th, demanding real, ambitious measures from the politicians from all around the globe meeting for the COP25.

We will demonstrate against the social and environmental degradation that neoliberal policies have brought to the planet in solidarity with the peoples’ suffering. Chile offers a clear example of how human and environmental rights are systematically violated. The extractivist policy, the sacrifice zones and hydraulic policies in Chile have devastated whole regions and are therefore unacceptable. Denouncing these atrocities and demonstrating how to move away from that situation in a fair, equitable transition should be the two key points in the COP25.

There is little time to stop this climate emergency and we need everyone in Santiago, Madrid and beyond to hear our voices. We need the people to hear the voices of the climate youth, of indigenous people suffering the causes and consequences of climate change. We need the people to hear the voices of women carrying out an essential role in the climate struggle and the voice of all life on earth.